miércoles, 14 de diciembre de 2011

Revelaciones de un editor


Pronto hará un año de la publicación de Texturas del Miedo. Es evidente que ya no soy el mismo escritor que colocó el punto final hace ya más de dos años al último de los relatos que forman parte de esta antología. Ahora no ejecutaría esos cuentos de la misma manera. Algunos ni siquiera me apetecería escribirlos en esta etapa de mi vida. Sin embargo, la publicación de Texturas del Miedo fue justo lo que necesitaba en ese momento. Y sin esta primera antología, puede que jamás hubiera escrito todo lo que vino (y vendrá) después.

No quiero decir que estos cuentos sólo tengan valor en perspectiva, pues creo que algunos de ellos son lo mejor y más íntimo que haya escrito nunca. Lo que quiero decir es que a lo largo de estos veinticinco meses he madurado como escritor hasta el punto de que jamás me lo hubiera creído entonces. Por eso me alegra leer las palabras de Juan Ángel Laguna Edroso, mi primer valedor en este mundillo, sincerándose sobre las impresiones que le causaron mis relatos. Me agrada y sorprende el respeto y la naturalidad con que rememora su decisión. Y me sorprende estar de acuerdo con casi todo lo que dice. Siempre pensé que lo más importante es ser fiel a uno mismo, y no sólo con lo que se escribe, sino en todas las facetas de esta vida. Y que a uno le reconozcan —y le respeten— eso, creo que es lo más bonito que puede esperar de otra persona.

Dejo el enlace a su blog, Edit-ando, para quien quiera echar un vistazo a las palabras de Patapalo.
Unas palabras que me han alegrado el día, y que posiblemente supongan uno de los últimos coletazos de esa intensa experiencia que fue publicar mi primera antología de relatos con Saco de Huesos.

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