sábado, 15 de mayo de 2010

Relato ganador del IV Certamen de microrrelato Teseo


Esta misma tarde ha fallado el IV Certamen de microrrelato Teseo, organizado en la página de El Multiverso. Este certamen se basa en la dinámica de responder en apenas quinientas palabras a la pregunta lanzada por el organizador (que es el ganador del Teseo anterior, y que en este caso se trataba de ganadora: Virginia Pérez de la Puente). Debo confesar que a punto estuve de no participar, pues la pregunta: ¿Qué eligen las valkirias? no me acababa de inspirar. Sin embargo, aprovechando un momento de lucidez en el metro, se me ocurrió que, ante mi desconocimiento de la mitología nórdica, lo más sensato sería adaptar la pregunta a lo que mejor sé hacer: utilizar la fantasía para contar historias reales. El resultado no ha podido ser mejor, puesto que me he llevado el certamen, seguido muy de cerca por otro estupendo relato, y en dura competencia con un total de 29 textos, casi todos ellos de un gran nivel.

Así pues, qué mejor que colgar el susodicho relato para que lo lea quien quiera y así lo pueda juzgar de primera mano.


Un barco del Norte

Sangre de Odín corre por sus venas. Sangre blanca calentada al fuego de guerras pretéritas. Ella y las demás, todas ellas valkirias en tiempos difíciles, parecen abocadas a un fatal desenlace.

No hace mucho tiempo, tan sólo unos meses atrás, sus deseos habían cristalizado en falso, dando forma a vagas promesas como la conquista de otras tierras, lejos de su patria, donde la vida les habría de resultar más fácil o más vida. Pero aquel tipo las fue engañando una a una, en guerra sucia y desigual, paradigmática de la vileza del hombre cruel y cobarde. Embarcaron en busca de su porvenir y se encontraron con la esclavitud. Todas aquellas desheredadas del norte de Europa, sin sueños más allá de sus deseos, acabaron sellando su destino para siempre. Un destino crudo como la carne en venta, despeñadero de chicas valientes, empeñadas en guerrear.

—Esta noche tendremos nuestra última oportunidad —dice Anna, la más bella, la más joven, la más convencida de todas.

—Pero… nunca lo conseguiremos. Están armados… nos matarán a todas…

Una valkiria no teme a la muerte. Una valkiria hace del abismo su propia elección.

—Son hombres armados, es cierto. Hombres malos. Pero nosotras somos guerreras. Descendientes de la bella Asgard. Con sus huesos levantaremos nuestro castillo. Con sus ojos buscaremos nuestra libertad.

Una valkiria nunca agacha la cabeza ante la brutalidad viril. Una valkiria nunca se rinde ante el músculo sin seso.

—Sólo dispondremos de unos segundos, justo cuando abran el contenedor para servirnos la cena. Esa será nuestra única oportunidad.

El océano les servía de cuna, meciendo el barco donde naufragaba su miedo. Encerradas en una lata, en un contenedor industrial, presas de la trata de blancas, consumían sus últimas horas con dignidad. Sus rostros eran negativos recortados contra las paredes de metal, que filtraban sus ganas de venganza a través de unos ojos acostumbrados a la penumbra. Material de prostitución de primera clase. Se miraban sin verse, con los rostros sucios y desnutridos, temiendo y deseando que llegara el momento definitivo.

Al caer la noche, cuando el hombre gordo de acento ruso abrió el candado y destapó la cajita de las muñecas, Anna se abalanzó sobre él. Arrebatándole la pistola, apretó el gatillo y transformó su cara en una flor roja. Las demás saltaron por encima de ellos, salieron a la noche vistiendo harapos, telas sucias y rasgadas. Con los pechos descubiertos, los ombligos impacientes y el orgullo entre los dientes, las mujeres eludieron su destino y se enfrentaron a una muerte segura. Los captores cayeron al agua, aullaron, despertaron, reaccionaron, dispararon… y finalmente vencieron.

Pero nunca más volvieron a someterlas. Nunca llegaron a puerto con la mercancía.

En aquel barco del Norte sólo había dos opciones.

Y las jóvenes valkirias eligieron morir.


4 comentarios :

  1. Ponme el nombre entero, cacho perry!! XD XD XD

    Enhorabuena otra vez, tío ;) Oh, y no son doscientas palabras: son quinientas. Eso no le resta dificultad, a mi juicio se la suma, porque hay que hacerse una historia con más matices. La tuya tiene de tó (menos sexo, lástima XD)

    Es un relato precioso, justo ganador. Un abrazo =)

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  2. Muchas gracias Ni!!
    Ya tienes tu nombre entero, y además el novelesco, como te gusta, jeje...

    Pue fíjate, eran quinientas palabras, ¿cómo es posible que haya ganado si ni siquiera me sabía las normas? Cosas veredes...

    Muchas gracias de nuevo, y tranqui que para el próximo habrá sexo seguro (o seguro habrá sexo, no sé si será seguro o sin condón) porque ya podrá participar una que yo me sé... ;P

    Un abrazo!!

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