viernes, 26 de octubre de 2012

Estar callado por no hablar



¿Para qué escribimos?

Está claro que uno empieza a escribir porque siente que debe hacerlo. No porque le guste necesariamente, sino porque es su función, para lo que ha nacido. El lápiz es infeliz si no se le desgasta, y más aún si tiene incrustada una goma de borrar en el culo.

Hay escritores de género, que imitan, que aprenden el oficio. Yo he aprendido a no querer ser artesano, a no contentarme con ser uno de tantos, uno más. Quiero contar mis obsesiones, quiero comerciar con mi propia materia gris, y quiero que cuando alguien lea una de mis novelas no pueda decir: "joder, el nuevo Stephen King", o "qué buen escritor de terror/novela negra/pseudopornografía es este tío". No, quiero que la gente sepa que está leyendo una obra distinta, algo mío, un género por inventar, que solo yo pueda escribir. Aunque resulte abstracto, feo, redundante, preciosista, pretencioso, absurdo, o simplemente una mierda a ojos de los demás. No me importa, lo que quiero es definirme por cuatro obsesiones y un solo estilo. Y pasar de lo demás. Porque hay mucho "demás" en este mundillo, creedme. De hecho, a día de hoy, puedo decir que este mundilllo o mundo pequeñillo rabia de mediocridad, de imitaciones y de invitaciones. Pero eso es otro tema que da para mucha tinta y para poco más que para granjearse enemistades. Es lo que hay, y la puerta ya sabemos dónde está.

Ayer acabé mi tercera novela (o cuarta, según como se mire). Se titula Gespenst y es mi versión de una historia de fantasmas. Hay un pantano, hay una desaparición de un niño, y hay un misterio que enraíza con el pasado de aquel pueblo de la sierra de Madrid. Thriller emocional, drama familiar y suspense en su vertiente fantástica más contenida. Creo que puede gustar.

Después de publicar Texturas del miedo (Saco de huesos), una de las dos antologías recopilatorias de mi etapa como relatista contumaz, y después de publicar El osito Cochambre (23 Escalones), la primera novela que fui capaz de acabar gracias al empujón anímico de la fase anterior; decidí trabajarme cada año dos proyectos a título individual, cosa que hasta el momento he ido cumpliendo, por lo que a día de hoy tengo esperando dos novelas, una novela corta, y un libro de relatos (que hay quien ya ha definido como novela estructurada en siete capítulos), todos ellos inéditos. Ha pasado ya casi un año desde que acabé Nudos de cereza, mi segunda novela, y aún sigo sin encontrarle una salida satisfactoria. Y puedo asegurar que no he dejado de buscar, y que no lo he hecho solo. El camino nunca fue fácil, pero quizá ahora sea más complicado que nunca. No ofrezco nada mediocre, nada que imite a nada, y por supuesto sigo sin invitar a nadie porque nunca fue lo mío y porque nunca se me dio bien. Cosas del carácter de cada uno.

Sigo, en definitiva, mi camino. Parecido al de pocos, aunque me consta que los hay que también lo siguen; y puedo asegurar desde mi donnadierío que es este el camino más duro, pero también el más satisfactorio. Cada logro es eso, un logro, y no otra cosa. Quizá llegue el día en que pueda echar la vista atrás y me acuerde con falsa nostalgia de esta época difícil; puede ser, no lo sé. Ese día también me acordaré de quienes recorrieron el camino junto a mí y se tropezaron una y otra vez con las mismas piedras.
Nos reiremos de todo esto.

16 comentarios :

  1. Ya sé que me quedo con lo menos importante, pero... ¿Qué tú no colocas una novela como Dios manda?

    Entonces que será de mí!

    ResponderEliminar
  2. Estamos en el mismo barco, Pedro. Y se hunde por momentos.

    ResponderEliminar
  3. Hay que ver el vaso medio lleno, amigo. Muchos aún esperamos ese empujón anímico que nos dé fuerzas para poder aventurarnos (y concluir) la friolera de dos proyectos personales al año.

    Ánimo, que hay talento, y eso lo puedo todo.

    ResponderEliminar
  4. Gracias, JL. Tu empujón llegará, todos lo veremos. Aún hay sitio para que nos quedemos varados unos cuantos más.

    ResponderEliminar
  5. Te entiendo, yo estoy más o menos en tu mismo caso y cada vez más desanimada con esto de publicar. Llega un momento en que empiezas a dejar de intentarlo, pero tú tienes más camino andado que yo y eres mucho más joven. Sigue adelante :) ¡¡Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  6. No te hagas caso de mi pesimismo, JL. Tú lo conseguirás porque hay ganas y talento. Lo malo es que llega un punto a partir del cual es imposible avanzar sin ayuda ;)

    Gracias, Rae. Aunque no se trata de camino ni de edad. Ni siquiera de talento: se trata de que vende más quien tiene más amigos en facebook o twitter.

    ResponderEliminar
  7. No lo creo, puedes tener muchos amigos y que ninguno se interese por leerte; yo me muevo bastante por las redes sociales y gente que me lea... muy pocos, al contrario, muchos lo que buscan es que los lea yo a ellos. No te fies de eso ;)

    ResponderEliminar
  8. No me refiero a eso, Rae. Me refiero al marketing por redes sociales. Incluso hay editoriales que te exigen un mínimo de "amigos" que tienes que hacer. No me refiero a las amistades que puedas tener, sino a la propaganda viral que capte lectores potenciales y al mantenimiento de una red profesional de contactos. Sé bien de lo que hablo. Esa es la cuarta parte del éxito. Las otras tres cuartas partes se llaman padrinos. No hablo de publicar en la editorial del tío Paco, sino en editoriales que te den de comer.

    ResponderEliminar
  9. Y no hablo de moverte en el pseudomundillo del fandom que alguno se ha inventado y que en realidad no existe, donde todos somos escritores o intentos de ello y no existe mercado real. Hablo del mercado profesional, donde la profesionalidad no existe.

    ResponderEliminar
  10. Ok, entiendo, yo el mercado profesional lo veo como un imposible, pero tampoco es que me apetezca ponerme a hacer marketing viral.

    ResponderEliminar
  11. Ya, a nadie le apetece, pero se trata de que si quieres jugar a este juego hay que hacer cosas que no te gustan. De ahí mi descontento. En fin, no cejemos en nuestro empeño, aún queda mucho camino por recorrer. Un abrazo ;)

    ResponderEliminar
  12. Como bien señala Nacho, estamos hablando de ir más allá de ese invento al que llaman fandom, que al tío que va a una librería ni le suena ni le interesa, porque solo quiere comprar libros. Por algún motivo, existe la sensación de que no hay vida más allá de ese microcosmos (en el que todo el mundo escribe pero casi nadie compra libros) para el escritor de género. Esto no es así, el fandom no es más que el primer escalón que se puede subir, lo que pasa es que nos acomodamos en él. Si miramos hacia arriba nos parece que el resto de la escalinata es impracticable, así que la mayoría acaban optando bien por mantenerse sobre él (no sea que le quiten el sitio o le empujen fuera, que hay demasiada gente para un solo peldaño) bien por echar el paso atrás y volver a donde estaba de inicio. Y de lo que se trata es de guerrear para seguir ascendiendo. Unos optamos por hacerlo pasito a pasito y otros por camelarse al presidente de la comunidad para que les deje subir con él en el ascensor. Cuestión de prioridades.

    ResponderEliminar
  13. Pues yo voy a terminar mi novela este año. A los 24 la publicaré con la mejor editorial de españa y a los 25 comprarán los derechos para traducirla a otros idiomas. A los 27 años saldrá la peli en Hollywood, dirigida por Tim Burton y le devolverá la fama que ha perdido haciendo pelis merdosas. Todos sus fans me querrán y me publicarán cualquier novela de highlanders que escriba posteriormente.

    No os había contado mis planes hasta ahora. ¿No? Como veis, soy bastante realisa. B)

    ResponderEliminar
  14. Y una maratón, Erein:

    http://youtu.be/Y5ybaaCzOS0

    ResponderEliminar
  15. Qué flipada, Tim Burton dice... como si fuera cineasta... pfffffff

    ResponderEliminar